En una ceremonia cargada de simbolismo, el pueblo jujeño de Maimará recibió oficialmente su certificado de preselección para el prestigioso programa «Best Tourism Villages 2025» de ONU Turismo. Este reconocimiento posiciona a la localidad como un fuerte candidato a nivel global, destacando su compromiso con la sostenibilidad, la preservación de su rica herencia cultural y su arraigado vínculo con la tierra.


La preselección es un paso clave en el certamen, que busca reconocer a pueblos de menos de 15,000 habitantes que utilizan el turismo como motor para el desarrollo sostenible, sin perder su identidad. Maimará fue una de las ocho localidades argentinas elegidas por la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación para postularse, de entre más de 30 candidaturas presentadas.
Ubicado a 71 kilómetros de San Salvador de Jujuy, en el corazón de la Quebrada de Humahuaca (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), Maimará es conocido por su icónica «Paleta del Pintor», un cerro de múltiples colores que se ha convertido en su postal más famosa. El pueblo, que en lengua aymara significa «estrella que cae», se caracteriza por su vida agrícola, sus tradiciones ancestrales y su apuesta por un turismo comunitario y responsable.
La ceremonia de entrega del certificado contó con la presencia de destacadas autoridades, como el Dip. Prov. CPN Carlos Haquim y la intendenta María Susana Prieto, quienes celebraron el logro como un triunfo del esfuerzo colectivo de la comunidad. El evento culminó con una emotiva presentación de danzas tradicionales a cargo del ballet local “La Firmeza”, que reflejó el alma vibrante del pueblo.
El reconocimiento no es un premio final, sino una distinción que otorga una gran visibilidad internacional, promueve la inversión y el intercambio de buenas prácticas turísticas. Los resultados definitivos de los pueblos distinguidos se esperan a partir del mes de octubre. Maimará, junto a otros pueblos como Yavi, El Fuerte y Yala que también fueron postulados por Jujuy, se proyecta ahora al mundo como un ejemplo de cómo el turismo puede ser una fuerza transformadora para el bien común.



