La Quebrada de Humahuaca revivió un año más el milenario rito de la Pachamama, una de las ceremonias más importantes y ancestrales de los pueblos andinos. Esta práctica, que se remonta a unos 12.000 años de historia en la región, es un profundo acto de reverencia y gratitud a la Madre Tierra.


Cada 1 de agosto, la comunidad de Tilcara se une para «devolver a la tierra lo que de ella hemos recibido». El ritual se caracteriza por su espíritu sociocomunitario y compartido, donde los lugareños ofrecen a la Pachamama una variedad de alimentos tradicionales, como el picante de mondongo y el guiso de quinoa, junto con la chicha, una bebida considerada sagrada.
Según los guardianes de la tradición, el ritual se ha sostenido a lo largo del tiempo porque se ha adaptado a los cambios, manteniendo viva su esencia como símbolo de cohesión social y agradecimiento por la fertilidad de la tierra. La transmisión de estos conocimientos a las nuevas generaciones es fundamental para preservar esta tradición esencial de la identidad cultural jujeña.


Rolo Vilte
Entrevista




